El azul del cielo se fue oscureciendo poco a poco. El sol dejaba paso a esa primera luna llena de primavera. Soplaba una leve brisa y la luz que iluminaba nuestros ojos era azul. Entre bambalinas los cofrades apuraban sus preparativos con singulares rituales y pese a la experiencia de años, esos nervios previos que preceden a la puesta en escena se reflejaban en sus rostros aún descubiertos.
Los templos de la Vera Cruz y Santos Juanes se abrían de par en par para dejar salir a la calle sus más preciados tesoros, tesoros de Nava del Rey que presume con acierto y orgullo del arte que alberga.
Las cornetas interpretan sus primeras marchas que sirven como reclamo del público más rezagado "Vamos que ya empieza"..
Es el ocaso del Viernes Santo, San Vicente nos invita a contemplar la Pasión y Muerte de Jesús con una exposición itinerante de la cronología evangélica
Aparta de mí este cáliz en el huerto de los olivos cubre de verde la calle Evangelista. Azotado de mirada piadosa como paso previo a un Hombre hecho Rey y Coronado de espinas que se levanta en hombros de sus ilusionados cofrades.
Nazareno de la cruz emerge en un mar morado. Crucificado imponente con Dolores de la mano abren paso al que fue desenclavado y ya reposa tranquilo en su lecho más sagrado.
Atrás su Madre del alma, sola por quien la ha dejado, enjuaga sus lagrimas con mantillas y rosarios
Es Viernes Santo en la Nava. La Pasión ya está en la calle. La luz se ha vuelto ya oscura esperando con deseo que se encienda la alegría.
Fotografía: Ricardo Sánchez (Barro Blanco)
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