Hubo un recuerdo a las víctimas de Bruselas y por todas las que se producen fruto de la intransigencia humana
PROCESIÓN DE LA VERA CRUZ
De nuevo la climatología respetó. Hizo frío si, pero no llovió, y la liturgia de los misterios dolorosos escenificados en la Procesión de la Vera Cruz , pudo cumplir con su cita anual en la Plaza de España .
Una relumbrante Oración del Huerto mostraba el encanto de su reciente restauración ante el silencio estruendoso provocado por la multitud congregada a las puertas de la Penitencial de la Vera Cruz. Tambor sordo y carraca acompañaban los primeros pasos de las capas verdes de los hortelanos que enfilaban la calle Bautista.
Era el turno del "Trillique". La talla de Alonso de los Ríos engalanada y acompañada majestuosamente por sus cofrades acudía al compromiso de su coronación. Espinas más dolorosas si cabe en esta ocasión tras los fatídicos sucesos acontecidos en Bruselas por la mañana y con los que se tuvo un gesto de recuerdo durante el acto principal de la procesión en la Plaza de España.
Cuando ambas cofradías llegaban a la altura de la Iglesia de los Santos Juanes se incorporaba la tercera de las tallas. Espalda cruelmente ensangrentada por los azotes recibidos de Jesús atado a la columna se incorporaba a la comitiva y así de este modo, con notas procedentes del gemir de las cornetas la Vera Cruz recorría las céntricas calles de Nava del Rey hasta el conclave en La Plaza de España.
Lecturas que nos recuerdan la cronología de los hechos de la pasión y la escenificación de la coronación ponían el punto final a la segunda de las procesiones de la Semana Santa navarresa que si pudo salir, con frio si, pero no llovió.
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